domingo, 9 de septiembre de 2012

Los síntomas de depresión y manía


No todas las personas que sufren depresión o manía manifiestan todos los síntomas. Algunos tienen pocos síntomas, mientras que otros pueden tener muchos. La severidad de los síntomas varía de una persona a otra y también puede variar con el transcurso del tiempo.

La depresión
  • Persistente tristeza, ansiedad o sentirse “vacío”
  • Sentimientos de desesperación, pesimismo
  • Sentimientos de culpa, inutilidad, impotencia
  • Pérdida de interés o aplacer en pasatiempos favoritos y actividades que antes disfrutaba, incluyendo las relaciones sexuales
  • Falta de energía, fatiga, sensación de letargo, dejadez o flojera
  • Dificultad para concentrarse y tomar decisiones, mala memoria
  • Problemas de sueño, se despierta muy temprano en la mañana, o duerme demasiado
  • Cambios en el apetito y/o peso
  • Pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio
  • Inquietud, irritabilidad
  • Síntomas físicos persistentes tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolores crónicos que no responden a tratamientos de rutina“Uno no tiene interés en pensar en el futuro porque siente que no hay futuro”.-Shaun Colten, campeón nacional de salto de trampolín“No sentía que había descansado. Siempre estaba cansado. Podía dormir de una hora hasta ocho horas y siempre me sentía cansado”.-Rene Ruballo, oficial de la policía
La manía
  • Exaltación anormal o excesiva
  • Irritabilidad inusual
  • Menos necesidad de dormir
  • Ideas de grandiosidad
  • Aumento en el hablar
  • Pensamientos acelerados
  • Mayor deseo sexual
  • Energía considerablemente mayor
  • Falta de criterio
  • Comportamiento social inapropiado
Tipos de depresión

La depresión se presenta en varias formas, al igual que otras enfermedades, como las enfermedades cardíacas. Este folleto describe tres tipos comunes de trastornos depresivos. Dentro de estos tipos hay variaciones en el número de síntomas, su severidad y persistencia.

La depresión mayor (o trastorno depresivo mayor) se manifiesta con una combinación de síntomas (vea la lista de síntomas a continuación) que interfieren con la capacidad de trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de las actividades que antes eran placenteras. Un episodio depresivo mayor puede ocurrir una sola vez, pero con frecuencia ocurren varios episodios durante el transcurso de la vida. En el caso de depresión mayor crónica, es posible que la persona afectada necesite continuar con el tratamiento indefinidamente.

Un tipo menos severo de depresión, la distimia (o trastorno distímico), se manifiesta con síntomas duraderos que no incapacitan seriamente, pero impiden que la persona afectada funcione bien o se sienta bien. Muchas personas con distimia también sufren episodios depresivos mayores en algunas etapas de la vida.

Otro tipo de enfermedad depresiva es el trastorno bipolar (o trastorno maníaco-depresivo). El trastorno bipolar se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: estados de euforia (manía) y de decaimiento (depresión) severos, a menudo con períodos de estado de ánimo normal entre éstos. Algunas veces los cambios en el estado de ánimo son drásticos y rápidos, pero generalmente son graduales. Una persona, cuando está en el ciclo depresivo, puede tener uno o todos los síntomas de depresión. En el ciclo de manía, la persona puede presentar síntomas de hiperactividad, hablar demasiado y tener mucha energía. La manía generalmente afecta el pensamiento, el criterio y el comportamiento social en maneras que causan problemas graves y vergüenza. Por ejemplo, una persona en la fase de manía puede sentirse entusiasmada, llena de grandes proyectos que pueden incluir desde decisiones de negocio imprudentes hasta escapadas románticas y relaciones sexuales riesgosas. La manía, si no se trata, puede empeorar y convertirse en un estado psicótico.

Relación entre la ansiedad y depresión

Se consideran categorías diagnósticas diferentes, pero suelen estar íntimamente relacionadas. La explicación más clara se refiere a la depresión que surge de un intento de solucionar un problema. La solución del problema supone un esfuerzo que genera una ansiedad que se va incrementando a medida que se comprueba que no se puede solucionar el problema. En ese momento aparece la depresión, pero lógicamente no se abandona del todo el intento de solución del problema con lo cual la ansiedad persiste asociada a la depresión.

Cuando se da esta asociación para el tratamiento se tiene que definir el problema pendiente para poder iniciar el tratamiento psicológico.

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