domingo, 16 de septiembre de 2012

Tratamiento con medicina convencional

El objetivo del tratamiento es mejorar las funciones cognitivas, conductuales y sociales y aumentar la autoestima del niño mediante la ingesta de psicoestimulantes.

¿Qué es un psicoestimulante?

Los psicoestimulantes pertenecen a una clase de fármacos que tienen por objeto intensificar la actividad cerebral, es decir que ocasionan un aumento en la agudeza mental, la atención y la energía.

Estos fármacos tienen una estructura química similar a la de una familia de neurotransmisores cerebrales, llamados monoaminas, que incluyen la norepinefrina y la dopamina. Los psicoestimulantes tienen la propiedad de aumentar la cantidad de estas sustancias químicas en el cerebro.

Los más utilizados son el metilfenidato, el famoso y controvertido Ritalin que constituye más del 90% de las prescripciones en los EE.UU., la dextroanfetamina o la pemolina.

¿Qué ocurre con el Ritalin?

Se trata de un derivado de las anfetaminas, el metilfenidato. Está químicamente emparentado con estas y funcionalmente con la cocaína. Dicho de otro modo, tiene una estructura molecular afín a la primera, pero actúa sobre el cerebro, con mecanismos similares a los de la segunda. No es un fármaco nuevo.

Fue sintetizado en Suiza en 1944 por el Dr. Leandro Panizzon y lanzado al mercado en 1954, como psicotónico tal como lo alababa la publicidad del laboratorio Ciba: de acción suave, reconforta y estimula. No sólo trataba la fatigabilidad o los estados depresivos, sino que ayudaba a los convalecientes a recobrar la salud y a las personas sanas, a borrar los efectos de una noche pasada en blanco ya que estimulante, mejora el estado de ánimo y aumenta los resultados.

¿Para qué sirve el metilfenidato?

Cabe subrayar que el metilfenidato principio activo del Ritalin, es una sustancia todo terreno. Se prescribe bien como medicamento principal o de apoyo, en el tratamiento de la narcolepsia, la depresión en los ancianos, la demencia senil, la enfermedad de Alzheimer, la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, la impaciencia de los miembros, los dolores secundarios en los cánceres, los sincopes, los traumatismos craneales, los shocks postanestésicos o bien después de un trasplante de órgano, además de que su ingesta facilita el desenchufe de los aparatos respiratorios en las unidades de vigilancia intensiva (UVI) y claro está, la hiperactividad infantil con o sin déficit de atención.

También, según el Drug Enforcement Agenc y (DEA), al combinarse con cierto analgésico provoca los mismos efectos que la mezcla de cocaína y heroína, por lo cual esta mezcla a base de Ritalin se ha vuelto la heroína de los pobres.

¿Cómo actúa el metilfenidato (Ritalin)?

Existen numerosas controversias en cuanto a su mecanismo de acción, ya que unos le atribuyen la habilidad de actuar sobre los transportadores de la dopamina, efecto similar a lo que produce la cocaína, mientras otros piensan que su acción se ejerce sobre la serotonina.

En su articulo, Cuidado, el Ritalin actúa como la cocaína, la Dra. Volkow subraya: Me he obsesionado para entender cómo funciona el metilfenidato. Siendo psiquiatra, a veces me he sentido avergonzada por la falta de conocimiento acerca de este fármaco ya que es el que se prescribe con más frecuencia a los niños. Nos hemos quedado boquiabiertas, no esperábamos esto...

En vez de desvelarse un inhibidor menos potente que la cocaína, el metilfenidato era más potente. Normalmente, una dosis de Ritalin de 0,5 mg./K. es suficiente para bloquear el 70% de los transportadores de la dopamina. Los hechos añade la Dra. demuestran claramente que afirmar que el Ritalin es un estimulante de fuerza débil es totalmente incorrecto.

Efectos secundarios del Ritalin para la hiperactividad

De acción corta, el Ritalin requiere varias tomas a lo largo del día. No obstante, ¿podría hacer el uso crónico de Ritaline que una persona se vuelva más vulnerable a una disminución de la actividad cerebral en relación con la dopamina?,es una cuestión a la cual nadie puede contestar. Hablando de la adicción que puede provocar, también es un tema controvertido.

Unos estudios afirman que se cuentan más usuarios de drogas en adultos que fueron tratados de ADHD en su infancia, mientras otros afirman lo contrario. Actualmente nadie es capaz de decir si el hecho de tomar sin interrupción el Ritalin desde la edad de cinco años hasta los quince años, puede conllevar o no un efecto en cuanto al desarrollo del cerebro. Puede o no ocurrir. Los efectos adversos a largo plazo son sencillamente desconocidos.

Pero los peligros de las anfetaminas no se limitan a la drogodependencia, las lesiones cerebrales y los problemas de atención y de memoria. Según se ha dado a conocer, también el metilfenidato (ritalin) puede provocar problemas de corazón y otros daños fisiológicos, como favorecer el cáncer de hígado, aunque las investigaciones se limitaron a averiguarlo en ratas.

Después de dos años, se observó que las principales lesiones asociadas con la administración de metilfenidato hidroclorido, otra denominación del clorhidrato, se manifiestan en el hígado (adenoma hepatocelular)

La discrepancia se acentúa aún más en cuanto a los efectos secundarios que se suman a 43 según Novartis. Cabe subrayar que el Ritalin los comparte con cualquier otra anfetamina, como lo demuestran numerosas investigaciones.


Sin embargo, para el público, pasan de casi inexistentes a severos, para quedarse en una normalidad aceptable por todos: son leves y desaparecen rápidamente. Y desafortunadamente, si se conocen relativamente bien sus efectos a corto plazo, no existen estudios sobre sus efectos a largo plazo.

Otros efectos secundarios del Ritalin y de las anfetaminas en la hiperactividad

Sistema cardiovascular: palpitaciones, taquicardia, hipertensión, arritmia, dolor en el pecho.

Sistema gastrointestinal: perdida de apetito, nauseas, dolor abdominal, vómitos, sequedad de la boca, mal gusto, estreñimiento, diarrea.

Sistema endocrino: disfunción de la pituitaria, incluso de la hormona de crecimiento y prolactina, retraso en el crecimiento o supresión, perdida de peso, desequilibrio de la función sexual.

Sistema nervioso central: convulsiones, confusión, agitación, ansiedad, irritabilidad, agresividad, nerviosismo, llantos fáciles, hipersensibilidad, euforía, depresión emocional, insomnio, somnolencia, trastornos del humor (disforia), psicosis con alucinaciones, compulsividad, depresión psicótica y manía, gestos nerviosos, tics, diskinesia, empeoramiento de los síntomas del ADHD.

Otros: cefalea, erupción cutánea (más en la tarde), prurito, urticaria, hipertranspiración, fiebre, dolor articular, temblores, contracturas musculares, alopecia, anemia, enuresis.

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