lunes, 19 de noviembre de 2012

La Adiccion Al Crack Y Su Incidencia En La Prostitucion Entre Mujeres Adolescentes De Los 13 A 18 Años.

La escasez de oportunidades, aunada a la desigualdad social con la que siempre se han visto afectados la mayoría de los habitantes del país, ha generado la existencia de estrategias de sobrevivencia por medio de actividades que se desarrollan al margen de la economía informal; siendo la prostitución uno de los fenómenos problemáticos más importantes en cuanto a sus dimensiones, difusión y la complejidad de sus implicaciones.

Sin embargo, tal problemática se ha agravado y diversificado en los últimos años debido; entre otros, a los problemas económicos de orden familiar, la migración como elemento desintegrador de la familia, la modernización tecnológica que fomenta la expansión de la industria del sexo; y especialmente al consumo de una nueva forma de cocaína conocida como “crack”. 

Abordar el fenómeno de la prostitución como efecto del consumo de crack entre las adolescentes no es nada fácil El consumo de crack entre las adolescentes y su vinculación con la prostitución es un tema que pocas veces se ha explorado, y aunque se da por hecho que tal acción afecta a las adolescentes involucradas de manera directa; es necesario superar varios obstáculos para enfrentar su naturaleza parcialmente
oculta.

Después del tabaco y el alcohol, la droga que más se usa actualmente es el “crack”; ya que debido a su fácil adquisición y a que su uso continuo en el corto plazo basta para adquirir dependencia, su consumo se ha propagado como una epidemia aún en las áreas más recónditas y pobres del país.

Y aunque no existe edad especifica para iniciarse en el consumo de las drogas y de manera puntual en el crack; la rebeldía innata en los adolescentes, las restricciones innecesarias por parte de los padres, la presión de los grupos de amigos; pero sobre todo, el acceso al sexo fácil que las drogas motivan entre los adolescentes, son situaciones que de algún modo influyen a que las adolescentes incursionen mas rápida y fácilmente en el consumo del crack. 

En sus inicios, el adicto tiende a aislarse de su familia, a dejar de tomar en cuenta las necesidades de ésta y a colocar su interés por la droga como la necesidad primordial de su vida; apareciendo con alguna frecuencia el hurto respecto a los miembros de su familia, sus amigos y conocidos (para comprar droga), así como la mentira (para ocultar el uso de esta); disminuyendo ambas conductas la confianza entre el adicto su familia y todos los que le conocen. 

En sus inicios, debido a las consecuencias económicas del uso del crack, así como que el costo del hábito aumenta en la medida que se produce un incremento a su tolerancia y dependencia; el adicto tiende a aislarse de su familia y conocidos, a dejar de tomar en cuenta las necesidades de ésta y a colocar su interés por la droga en primer lugar. Aparece con alguna frecuencia conductas antisociales para financiar su hábito, así como la mentira para ocultar el uso de esta; recurriéndose a solicitar préstamos, a robos o a cualquier medio que le permita mantener el hábito, teniendo como consecuencia directa la disminución de la confianza entre el adicto, su familia, sus amigos y sus conocidos en general. 

Los asaltos a terceros, la prostitución entre las adolescentes y el tráfico de drogas, son elementos de aparición frecuente en las etapas avanzadas de la drogadicción; ya que en esta etapa, la adolescente adicta no vacila en vender su cuerpo para la obtención de droga; facilitándole a los proveedores de la misma su inducción a la prostitución en una forma superlativa. 


De igual forma, la delincuencia organizada; sea cual sea su denominación, haciendo uso de diferentes tácticas recurre a las drogas como paso previo a la prostitución. El empleo de “jóvenes atractivos” que entablan relación y las inician en la droga, proveyéndoles en esta etapa de inducción todas las dosis requeridas es una de las mas frecuentes; pero cuando la adolescente ya está habituada al consumo, las privan bruscamente de ella aduciendo cualquier motivo, es entonces cuando con el fin de obtenerla no vacilan en ejercer la prostitución. 

Sin embargo, y si bien es cierto que por el simple hecho de hacer uso del crack, aunado a una clara manifestación de promiscuidad por parte de la adolescente, no basta para calificarla como prostitutas; tampoco se puede negar que tal condición la enfrentará con más posibilidades y frecuencias a las conductas peligrosas e ilícitas que llevan a tal fin; ya que por ser conocida la acción negativa de la droga, se relaciona siempre a la adolescente que está de cualquier forma vinculado con ella, con el delito y la prostitución, aunque no llegue a cometerlo o ejercerla. 

Los efectos y consecuencias del consumo de crack; dependiendo de la personalidad de base adictiva delincuencial existente en cada una, varían de adolescente a adolescente, por lo que resulta imposible su generalización.

La relación drogas–prostitución debe seguir en todos los casos sus lineamientos generales, debiendo prestarse particular atención a los estudios complementarios para satisfacer de la mejor manera posible la exigencia expresada en el párrafo precedente.

El hábito, o sea, la adaptación del organismo a la droga y a la etapa subsiguiente de dependencia, hacen que la adicta trate de conseguirla a cualquier precio, sin medir las consecuencias. Cuando es presa del síndrome de abstinencia y padece la dramática sintomatología de la carencia, que puede ser suprimida sólo con la administración de una nueva dosis, el “hambre de droga” –la “necesidad”-
la enfrenta con una dramática situación que debe resolver sin demora, y en la mayoría de los casos, el ofrecimiento sexual puede ser la única alternativa para obtenerla; siendo frecuentes los robos, hurtos, fraudes, estafas, asaltos, falsificación de recetas, malversaciones, calumnias, chantajes, etc.; y aunque generalmente, la adolescente adicta prefiere prostituirse en vez de intentan ejercer violencia contra las personas, cuando la situación supera esa posibilidad, se llegan a cometer lesiones y homicidios.

La delincuencia en estas circunstancias pueden ser individual o asociada, siendo frecuente que se organicen grupos e integren bandas entre jóvenes adictos para conseguir la droga, ya sea robándola directamente o logrando, mediante el delito, dinero para obtenerla, soliendo ser las primeras víctimas familiares y amigos. 

La adolescente adicta, inmersa en una degradación física, psíquica y moral, acepta cualquier situación para lograr la droga, que llega a ser su única preocupación, resultando así víctima de la prostitución; realizando actos que resultan perjudiciales para si misma, transformándose en presa fácil y codiciada de traficantes y usureros.

En oportunidades la sugestionabilidad y la abulia que ostentan, es aprovechada por delincuentes habituales, quienes las instigan a participar en delitos, mientras ellos se mantienen al margen del hecho, a la espera del botín a cambio de míseras porciones de drogas (dosis).

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