Los métodos terapéuticos para ayudar a los drogadictos y los expertos en rehabilitación están de acuerdo en que no habrá recuperación hasta que el adicto no haya tocado fondo. Y cada individuo tiene su propia manera de tocar fondo dependiendo de su contexto de vida, su realidad familiar y su condición psicológica individual.
Por tanto, el requisito fundamental para tratar a un drogadicto es dejar que toque fondo y esto significa que deben dejarlo sufrir. Pero esto es más fácil decirlo que hacerlo, ya que en este proceso se involucran todos y cada uno de los miembros de la familia del drogadicto.
Tome en cuenta que todos los adictos son capaces de mentir, manipular y juegan a hacerse las víctimas. Los drogadictos buscan que todos los que les rodean sientan lástima por ellos. Al lograr esto hacen que las personas que le rodean les permitan seguir en el consumo de drogas, del tipo que sea.
El primer paso para tratar a un adicto, si le queremos ayudar a que sea él quien busque la recuperación, es dejar de sentir lástima por él, de esa manera propiciaremos que toque fondo y su vida dé un giro radical hacia la recuperación.
Claro que esto es muy, pero muy difícil. Pero siempre es mejor esto que el dolor y el sufrimiento que se va prolongando durante años al ver el deterioro cada vez más grave que el adicto ira experimentando, además de la angustia lacerante que contamina a todos los miembros de la familia.
La madre siente lástima por su hijo drogadicto, entonces lo recoge, lo baña, limpia sus vómitos, paga los destrozos que hace, lo saca de la cárcel, miente por él y pide perdón por él, para que él no sufra. De esta manera, al protegerlo, la madre impide que su hijo toque fondo y que quiera salir de su adicción. De manera similar actúan la novia, los amigos, los hermanos, los abuelos; sin darse cuenta que ellos están impidiendo que se inicie la recuperación del adicto.
Si se deja solo al adicto para que sufra hasta la última consecuencia es posible que entonces se dé el primer paso a la recuperación. Los Alcohólicos Anónimos (AA) muy sabiamente han sintetizado este primer paso en la sentencia: Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. El reconocimiento de esta verdad es imposible si se permite que el drogadicto nos manipule para que sintamos lástima por él.
Por tanto, evite mentir por él, déjelo sin dinero porque cada centavo en esas manos lo acerca a un nuevo consumo, no limpie las suciedades ni los destrozos que el adicto hace, no lo justifique ni lo proteja. ¡Déjelo que sufra! Usted debe reconocer y aceptar que esa persona es un drogadicto y que muy posiblemente algunos de los comportamientos que usted hace para protegerlo están manteniendo esa adicción.
Cuando el drogadicto toca fondo y reconoce que su vida se ha vuelto ingobernable, como afirman los AA, y decide iniciar la rehabilitación, entonces le tendemos la mano para ayudarlo, porque él solo no podrá salir adelante. Al dar este primer paso requerirá de atención médica para una adecuada desintoxicación y poder recuperar el balance bioquímico del cuerpo en general y del cerebro en particular; además requerir de ayuda psicológica individual y familiar, la asistencia obligatoria a un grupo de autoayuda como los AA y deberá iniciar con humildad el camino del CRECIMIENTO ESPIRITUAL. Esto último será la amalgama que integre todos los otros recursos de recuperación y solo así el pronóstico será esperanzador para el adicto y su familia.
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