lunes, 24 de septiembre de 2012

La adicción a la música tiene trasfondo bioquímico

Las personas que sostienen que son “adictas” a la música no están mintiendo, según unos investigadores que han realizado un nuevo estudio. De hecho, los investigadores han descubierto unos mecanismos bioquímicos que se encuentran en el trasfondo de la adicción a la música.


Cuando a las personas les encanta una canción, empiezan a sentir unos “escalofríos” y sensaciones agradables que podrían reflejarse en mucha más energía y un sentimiento de bienestar. Aquellos que ponen sus canciones en modo de repetición quieren revivir aquellas sensaciones continuamente.


Pero, además de los escalofríos ya conocidos, escuchar la música que nos gusta también provoca la liberación de dopamina, un neurotransmisor que juega un papel importante para comprender las reacciones placenteras causadas por los alimentos, las drogas o incluso por el sexo.

La sustancia química ha estado sujeta a muchos estudios para comprender las adicciones en los humanos, y parece que también juega un papel importante en las sensaciones que se tienen al escuchar música.

En la nueva investigación, los neurólogos Robert Zatorre y Valorie Salimpoor de la Universidad McGill detallan las vías mediante las cuales actúa la dopamina sobre el cerebro.

Los detalles del nuevo trabajo fueron publicados recientemente en el último número de la revista Nature Neuroscience, informan los expertos del servicio de noticias MEDILL de la Universidad de Northwestern.

Los científicos que han estado implicados en el estudio han medido muchos factores que influyen en la percepción y el cuerpo humano. Han monitorizado la liberación de dopamina en los sujetos puestos a prueba y también la frecuencia cardiaca, la temperatura corporal y otros efectos parecidos.

Los participantes han tenido que escuchar sus canciones favoritas mientras que sus cerebros eran observados usando una técnica con resonancia magnética conocida como PET.

“La dopamina es importante porque nos hace querer repetir diferentes comportamientos. Es la razón de la existencia de las adicciones, ya sean negativas o positivas”, explica Salimpoor en un correo.

“En este caso, las alturas eufóricas de la música están reforzadas de forma neuroquímica por nuestro cerebro para volver a ella. Funciona de la misma forma que la cocaína”, añadió.

“Funciona sobre el mismo sistema de adicción, lo que explica porque estamos dispuestos a gastar más dinero y tiempo para tratar de alcanzar experiencias musicales”, dijo el experto.

“Esta es la primera vez que hemos encontrado liberación de dopamina frente a un estímulo estético. Los estímulos estéticos tienen una naturaleza cognitiva. No es la música la que nos provoca la “fiebre”, sino la forma en la que la interpretamos”, concluyó Salimpoor.


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